El orgullo de Roger de Llúria

Un blog perico desde la lejanía

viernes, mayo 16, 2008

Hoy hace un año...

Bueno, supongo que este será el artículo oficial del día de hoy, 16 de mayo. A esta hora, cinco de la tarde, estábamos todos los pericos "en capilla", tanto en Glasgow para los afortunados que pudieron irse hacia el Hampden Park como para los que nos quedamos en casa. Era nuestra segunda final y el modo de llegar a la final(no fue a la heroica como ante el Brujas con un gol en el último minuto de la prórroga sino dejando un balance espectacular de 5-1 contra un equipo que venía de la Champions League) inspiraba cierta confianza. Es cierto que la jornada liguera anterior dejó un poco tocados a los jugadores(dejarse remontar un 1-3 en el Santiago Bernabeu)pero una final era un mundo aparte.Los nervios dejaban entrever cierto temor a que la suerte que tuvimos hace dos años en Madrid no se repetiría pero no se podía pensar tanto en el pasado.El morbo lo traía del capazo nuestro capitán Raúl Tamudo, que volvía a la ciudad donde el destino evitó su fichaje con el Glasgow Rangers, siete años antes, el sueño era que el médico viera a la estrella brillar pero no ocurrió así. Lo de Gabi Milito con el Real Madrid, comparado con la desestimación del fichaje de Tamudo, fue cosa de risa.

Llegó el momento de la verdad. Salieron los futbolistas a jugar. El 1-0 del Sevilla parecía dar un golpe doloroso, el recuerdo de como el Sevilla se libró del Middlesborough de forma clara, daba cierto respeto a ver si lo repetía...pero llegó Riera y, de un disparo contundente desde la frontal del área se metía en las redes. Entre el gol del empate y la expulsión de Moisés Hurtado en la segunda parte, la sensación era que la final podía decantarse de cualquier lado aunque el Espanyol ya no era el de los primeros minutos de la final. Sin embargo, la expulsión citada convirtió el encuentro en un puro monólogo sevillista en el que Gorka puso las paradas y los nueve jugadores restantes el orgullo. Palop pasó a estar más tranquilo. Con la prórroga, el dominio hispalense tarde o temprano tenía que aprovechar la diferencia numérica ante una delantera periquita muy agotada, con ganas de correr más pero las fuerzas no respondían. El 2-1 de Kanouté al filo de la primera parte de la prórroga nos indicaba que nuestro fin iba a ser ese. Los quince minutos restantes, los de la segunda parte de la prolongación, fueron de un intento perico de lograr la gesta de empatar pero era imposible...hasta que llegó el disparo con el corazón de ese brasileño algo inconsistente como era Jônatas. El 2-2 fue el gran premio de la épica final...con cierto aire para muchos aficionados de que era nadar para morir en la orilla mas el impulso de alegría para el empate fuera para no olvidarlo nunca. La tanda de penaltis fue cruel por segunda vez con el club y aficionados pericos.Diecinueve años después, se repetía la historia en lo relacionado con los números pero no con la imagen de un equipo que no dejó de mirar la cara al partido cuando el resultado era contrario.

En esta historia de dolor y orgullo, unas líneas deben ir dedicadas a los jugadores hispalenses. Ignoro si hubiéramos sido capaces de hacer lo que hicieron ellos, pero el pasillo que hizo los jugadores del Sevilla CF a los del Espanyol para que cogieran las medallas de subcampeones estará siempre en mi corazón. Fue un gesto emotivo y que también les dignifica a ellos.

Un año después, las circunstancias son diferentes y muchos hemos escrito pero, por una vez, recordar aquella final trae algo más positivo que recordar este aciago 2008.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

falta un anya menys per la pròxima final uefa, i a la tercera va la vençuda.

vincent vega

4:53 p. m.  
Blogger Josep Maria said...

Fue muy diferente a Leverkusen. Allá tiramos una copa por la soberbia de un técnico que jamás pensó que iba a perderla y la quiso ganar con sus hombres, los suyos para poder después deshacerse de los que no quería y que ya había pedido a la directiva.

En Glasgow fue diferente. El Espanyol podia ganar hasta cuando, como bien dices, nos expulsaron a Moisés. Después fue un calvario, la derrota iba a consumarse y apareció un rayo de esperanza que fue celebrado (al menos en el Sant Jordi) como si se hubiera campeonado. Pero quedaba otra vez los penaltis.
Siendo sincero. Les tengo pavor a los penaltis. Les tengo un miedo horroroso. El domingo pasado con los juveniles, ja me veía en la prórroga y de nuevo se me volvían a aparecer cruzandose en nuestro camino. Por fortuna marcamos antes...

Es algo psicològico que nuestros jugadores no se han recuperado. Esta temporada fuimos de nuevo eliminados de la Copa del Rey, sin PERDER NI UN SOLO ENCUENTRO y de nuevo desde los once metros.

Algún día lo veremos. Los más jovenes seguro lo verán . Mientras nos tocará sobrevivir esperando que nuestro nuevo estadio reporte los ingresos suficientes para poder pasar este mal momento económico y poder disponer de más presupuesto para fichar. Que nos sea leve. Saludos.

10:38 p. m.  

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