Darío Silva, un fichaje de invierno que no se olvida...

Quizás porque viene de Italia un delantero sudamericano, mi recuerdo vuela hasta aquel 1.999 cuando el Espanyol conseguía la contratación de Darío Silva, un jugador que, al menos para mí, me dejó una huella de un carácter que pudo demostrar durante seis meses en el club blanquiazul y, posteriormente, en tierras andaluzas, primero en Málaga y luego en Sevilla. Sus números no serían muy portentosos pero sí su ambición ganadora que, seguro, influyó para que aquella segunda vuelta fuera impresionante(38 puntos, los seis últimos partidos ganados uno tras otro) junto a un novel Tamudo que emprendía su papel de líder tras regresar de la "Terra Ferma" de forma urgente, un De Lucas y Sergio González que revivían en liga esa quinta de la intertoto que había deslumbrado pocos meses después. El equipo de Brindisi, salvo algún encuentro en especial, dio motivos de orgullo.

Debutó ante el RCD Mallorca(gracias hemeroteca, aunque sea de El Mundo Deportivo) aunque sólo fueron unos minutos bien halagados por los medios. Como Iván Alonso, bien pronto estrenó su casillero goleador, nada menos que en el Vicente Calderón. Aquel partido, del que sólo ví la segunda parte, fue un ejemplo de garra y victoria merecida.No volvió a repetir acierto goleador hasta el partido ante el Racing de Santander(0-2) en tierras cántabras. Y, por último, el tercer gol llegó en la última jornada de liga ante el Real Oviedo. El Espanyol se quedó a las puertas de la UEFA pero el sabor dulce de las últimas semanas se juntaba con el agrio de algunas despedidas esperadas(Toni) y sorprendentes(Capdevila y Silva).

Al final, no pudo ejecutarse la opción de compra y no pudo seguir en el Espanyol pero, al menos, lo hizo valorado por buena parte de la afición.Aquí vemos otra crónica sobre su trayectoria durante esos escasos meses.

Del resto de su historia, poco más que añadir, sobre todo, después del accidente que supuso la amputación de su pierna derecha. El vídeo de arriba fue de un gol que marcó dos años después del accidente y donde tiene ya una articulación mecánica en uno de esos partidos de fiesta y que alegra a más de uno y una.

Salvo ese último asunto que no desearía, ojalá el paso de Osvaldo sea mejor que el de Darío Silva pero me basta con que luzca esas ganas de no perder ni a las cánicas.