Despertar
Hay una sensación constante que flota en el espanyolismo, algo que nos recuerda constantemente que la felicidad perica acabó ese 2 de agosto. No me extraña. Llevamos unos cinco meses que son extraños uno tras otro. Siempre hay una polémica que se ceba con nosotros y amenaza con querer rasgar esa unión tan bonita que se logró con el final de la temporada pasada. Uno tras otro han ido saliendo y cuando se acumula como en esta semana, el desánimo brota y las apuestas positivas decaen. Todos saben qué polémicas han surgido en los últimos tiemposy no hace falta recordarlas sino otros momentos. Es cuando uno quiere echar el resto y busca el recuerdo de aquella tanda en Málaga o la época de Camacho cuando se era feliz. No es una cuestión de hacerse la avestruz sino desear que las cosas vuelvan a su redil y devolvernos el orgullo que tanto damos a la hora de animar, sea en Cornellà o fuera de Barcelona, en la lejanía.
Volver a soñar con una remesa de jugadores de la cantera que emulen a los de la quinta de la Intertoto(emocionante la entrevista de la web del Espanyol a Argensó), que los extranjeros sean pocos y decisivos(Kameni, Pareja, Iván Alonso) y que, a falta de calidad técnica ante los grandes se les eche "casta" como la que faltó el día del Atlético de Madrid.Sueño con una comunidad entre el cuerpo médico y el técnico, que la directiva pueda hacer las cosas sin caer en historias como esa que denunciaba Público. Sueño un Espanyol que ponga corazón en el terreno de juego además de cabeza y capacidad de imaginación en el sentido bueno en las oficinas.
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