¿Se repetiría la historia?

Por segunda vez, el Espanyol afrontará una final sin tomar la condición de favorito. Ceder dicha condición tiene más que ver con crear esa confianza artificial al rival y que conlleva esa presión que les acaba minando la moral posteriormente. Por ejemplo, aquella famosa final en la que el Milán le cedía al Barcelona todas las opciones de ganar la Champions de la edición 93/94 tras la cuarta liga consecutiva.¿Resultado de esa estratagema? 4-0 a favor del Milán.

Ceder la condición de favorito no es negar la ambición sino aprovechar la presión del rival que, ya de por sí, viene con un fin diferente: repetir el triunfo del año pasado.

Además, a diferencia del año pasado,-los propios jugadores zaragocistas reconocían que le habían colocado el cartel de favoritos de la final de la Copa del Rey- en esta ocasión la presión llega desde la cúpula directiva del Sevilla. Los excesos de José María del Nido pueden tener efectos más positivos en los jugadores espanyolistas que en los sevillistas pues es a ellos quien más motiva ninguneando los méritos del Espanyol y dando por hecho el título para el Sevilla.

Por mi parte, afrontaré la final como en anteriores eventos: me concienciaré de que la derrota es factible: si se pierde, al menos, servirá para buscarle algún punto positivo del partido; si se gana, la alegría será doble. Quizás es una estrategia no muy agradable ...pero la otra opción ya la viví durante dos semanas, allá por el 1988, y no quiero revivir ese pesar después de hacerme ilusiones.