La delgada línea del suplicio

Un gol, sólo un gol puede determinar el último puesto hacia la catástrofe deportiva, o lo es que lo mismo, la Segunda División. Un gol que puede cambiar de uno a otro equipo por lo que, salvo sorpresa,habrán variaciones salvo que el gol se vea multiplicado por partida doble.Por ese tema, Lotina debe plantearse un trabajo psicológico más allá del que se podría esperar.Consiste en que el equipo sega jugar contracorriente, no pierda los nervios si la situación es contraria. El Espanyol sale con una ventaja envenenada, mortalmente fingida: basta conque el Alavés marque el 1-0 en el primer minuto para que el equipo perico empiece a jugar contra el reloj y no atine en su labor. Una ventaja que sólo vale si se gana o se logra el mismo resultado que el equipo de Piterman; en caso contrario, el suplicio sólo llegará con el triunfo pero ni el empate ni la derrota salvarán al Espanyol si el Alavés cumple con su labor.

Por tanto, gran parte del "éxito" perico(66,66% de opciones)pasan porque el Deportivo de la Coruña encauce el partido de tal manera que el equipo vitoriano no pueda ganar. Sin embargo, jugar a lo que haga el otro no es un motivo halagador.

Otra cosa importante para afrontar el partido es dejarse el título de "campeón de Copa del Rey" en casa y ponerse el mono de trabajo.Esperar algún "favor" porque la "Federación y la LFP no querrían al representante de la UEFA jugando en 2ªDivisión y, por contra, sí lo desearian con el equipo de Piterman sería bastante suicida.

En definitiva, lo que vale es jugar de forma ambiciosa porque la especulación del marcador es bastante suicida. Un gol se marca en cualquier segundo.